Se clasifican en
controlables y no controlables. Esta clasificación reviste gran importancia por
la vinculación que posee con las áreas de responsabilidad, porque en ellas se
definen los gastos que controlará cada área. Los gastos se consideran
controlables por un área cuando su dirigente tiene influencia decisiva en su
aumento o disminución. Existen también dentro de esta clasificación los gastos
parcialmente controlables como son en el caso de una institución- los gastos
originados por concepto de servicio de mantenimiento y control de la calidad,
así como los gastos de dirección que reciben las áreas que culminan el proceso
de producción.
Por otra parte,
se denominan parcialmente controlables, pues las áreas responden sólo por una
parte de la significación económica de las desviaciones entre la ejecución real
y el comportamiento presupuestado de los gastos. En lo referente al mantenimiento,
las reparaciones y el control de la calidad, estos departamentos controlan la
eficiencia de su labor, considerando el presupuesto y el rendimiento. Las áreas
que reciben dichos servicios controlan la medida en que su propia eficiencia
contribuye a su ahorro o al sobre gasto, o mediante la comparación entre el
tiempo real y las normas requeridas para llevar a cabo la ejecución real de su
nivel de actividad. Finalmente, en el caso de los gastos de dirección de la
entidad, la dirección responderá por la ejecución del presupuesto, en tanto las
áreas terminales de producción lo harán por la medida en que la óptima
utilización de las capacidades presupuestadas contribuya al ahorro relativo de
los gastos recibidos.
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